Audiomáquinas

5 estrategias para revolucionar a la tecnología musical

Como señaló Brian Eno, “no se puede imaginar la música sin tecnología.” A partir de las maravillas medievales como los órganos de tubos hasta las señales digitales de sintetizadores de software, la colaboración entre músicos y creadores de instrumentos,  ha tenido lugar durante siglos. A principios de este mes, me uní a la comunidad aventurera de músicos, diseñadores y pensadores reunidos en Durham, Carolina del Norte en el Moogfest, para explorar el futuro de la música y la tecnología, y para hablar sobre ¿qué es lo que sigue? En Kickstarter, tenemos el privilegio de ver un flujo constante de nuevas ideas, y conversaciones entre makers y la comunidad de seguidores quienes ayudan a hacer realidad estas nuevas ideas. Muchos de nuestros proyectos favoritos se centran en invenciones que abren nuevas posibilidades creativas, e inspirado por esto, di una charla en el Moogfest, que echa un vistazo a algunos de los makers quienes están definiendo el futuro de la tecnología músical.

Nick Yulman, Senior Especialista en Curaduría, Diseño y Tecnología

Flashback a 1998 …

Mis amigos de la secundaria y yo, estuvimos en el Theatre of the Living Arts en Filadelfia, esperando a que saliera Tortoise. Pero antes de que los headliners héroes del post-rock abarrotaran el escenario con una gran variedad de guitarras, instrumentos de percusión y sintetizadores vintage, Markus Popp, conocido como Oval, permanecía casi inmóvil, mirando su gran monitor CRT mientras llenaba la habitación con un baño de sonido digital. Esa fue la primera vez que vi a alguien realizar algo con sólo una computadora, mis amigos y yo decíamos chistes obvios acerca de jugar videojuegos o revisar el email durante el show. Pero aquel concierto, me dejó la sensación de como si hubiera visto el futuro, o al menos una versión convincente de ello.

Pocos meses antes comencé a usar programas de producción musical por mí mismo y mi cabeza estaba nadando entre posibilidades  —tantos sonidos que explorar, todos con el click del mouse. A medida que los últimos acordes de quinta del rock de los 90´s resonaban en la radio , enchufar la guitarra en una computadora en lugar de un amplificador, se sintió transgresor en moderación. Mis amigos y yo también comenzamos a llenar nuestras computadoras con mp3, consiguiendo instantáneamente nuestra primera experiencia gratificante, al querer escuchar algo en un minuto y encontrándolo en internet al siguiente.

Pero como con la mayoría de las emocionantes innovaciones, la novedad impactante se desvaneció rápidamente. En este punto, la ubicuidad de las computadoras portátiles en el escenario y la música digital en nuestros bolsillos se ha convertido en algo normal —incluso monótono, provocando la pregunta: ¿hacia dónde vamos?

Haciendo espacio para la innovación en el paisaje de la tecnología musical

Ciertamente, la tendencia más notable en la tecnología de la música en los últimos veinte años, ha sido la migración, tanto en la escucha de la música y el hacer música con el mismo trío de dispositivos.

gadgets

Nuestras Laptops, smartphones y tablets, ofrecen ahora estudios de grabación multipista, una infinidad de efectos, y más sintetizadores, instrumentos virtuales y samples de lo que podríamos esperar de una grabación. Estas nuevas herramientas también nos dan acceso a enormes bibliotecas de música grabada para su descarga o streaming y, si no estamos seguros de lo que queremos,  pueden recomendarnos infinitas playlists.

Con esta capacidad de grabar, distribuir y escuchar un álbum de alta fidelidad, todo en el mismo dispositivo, ¿qué más se puede pedir? ¿Cuál es el futuro de la tecnología musical, sino simplemente crear mejoras de esto?

La respuesta depende en gran medida de si localizamos la innovación dentro de las limpias líneas de eficiencia optimizada y la conveniencia, o si nos aventuramos en el pesado e inestable terreno de inspiración y expresión. La continuidad de nuestros dispositivos digitales es muy impresionante, pero cuando se trata de la creatividad, puede ser donde las cosas buenas suceden.

En estos días, estamos acostumbrados a pensar en la innovación y el progreso tecnológico como una trayectoria lineal hacia una meta objetiva deseable. Por ejemplo, considera la línea de tiempo notable en actualizaciones de hardware y software. Esta computadora engendró a esa computadora, logrando ser más pequeña y rápida en cada transformación.

También tenemos modelos de crecimiento exponencial que ven el desarrollo tecnológico a través de la misma lente, hacia arriba y hacia la derecha, favorecido por el mercado de valores y el capital de riesgo.

Pero tal vez, la evolución tecnológica en particular, en lo que se refiere a los campos creativos, se parece menos a estos cuadros de progreso ordenado y más a una composición de Anthony Braxton.

Anthony Braxton, Composición número 368m (2007) 

El punto ilustrado en la composición Braxton no es direccionalidad o movimiento ascendente constante, sino más bien es imprevisibilidad y complejidad. En lugar de ideas que se derriban entre sí con la previsibilidad satisfactoria de fichas de dominó, tenemos una serie de tangentes y nodos que constantemente se dispersan, entran en los circuitos de espera, se cruzan y se recombinan. Es emocionante.

A la izquierda: Tony Martin, Bill Maginnis, Ramon Sender, Morton Subotnick, y Pauline Oliveros en el San Francisco Tape Center. A la derecha: Don Buchla con su sistema modular de la serie 100.

Esta dinámica viva trae a la mente el reciente resurgimiento del interés en los sintetizadores modulares— y no simplemente porque las líneas onduladas recuerdan a los cables de conexión. La síntesis de sonido moderno, entró a mediados de los 60’s con el co-desarrollo de los primeros sistemas modulares de Bob Moog y Don Buchla en Nueva York y California, respectivamente. Ambos reflejaron los esfuerzos de una comunidad creativa conectada, en lugar de un único inventor trabajando por sí mismo. Buchla famosamente colaboró con los compositores del San Francisco Tape Center, incluidos Morton Subotnick, Ramon Sender y Pauline Oliveros, para construir un instrumento electrónico que pudiera crear las ideas musicales arriesgadas y sin precedentes que ellos querían perseguir. Del mismo modo, Moog tenía músicos como Herb Deutsch y Wendy Carlos, quienes ayudaron a decidir cómo dar forma a los voltajes que pasaban por los cables, en contenido musical, conveniente para producir confecciones pop o realizar un preludio de Bach.

Los sintetizadores se hicieron más pequeños y accesibles, los sistemas modulares del tamaño de una pared se desvanecieron en el fondo, pasando mayoritariamente, al dominio de los departamentos académicos de composición o estrellas de rock como Keith Emerson. Pero en los años 90’s, la migración de la producción musical a las computadoras, ya antes mencionada, trajo un nuevo tipo de música patchable hecha en forma de lenguajes de programación visual como  Max y Pure Data. De repente, los creadores de música con el deseo de mirar más allá de los presets, tenían herramientas muy flexibles para moldear el sonido en sus laptops.

Los años 90’s vieron también al Doepfer Musikelektronik de Alemania introducir el Eurorack, un formato más compacto para sintetizadores modulares. Fundamentalmente, también era un estándar abierto, lo que significa que, cualquier empresa podría crear módulos compatibles mediante el diseño y especificaciones de Doepfer. La asombrosa variedad de módulos Eurorack en la exhibición del Modular Marketplace en el Moogfest, revela cómo muchos makers independientes han adoptado el formato para explorar sus propias ideas creativas.

 Instalación de Malekko en el Moogfest Modular Marketplace

Entre los dispositivos digitales ya mencionados y ese interés renovado en los sintetizadores análogicos y modulares, tenemos un caleidoscopio de tecnologías musicales de las cuales aprender. Por lo tanto, tomando estos dispositivos como base para la creación de la música y la escucha, ¿Cómo confeccionar sobre ellos? ¿Cuáles son los caminos para crear nuevas tecnologías musicales que están persiguiendo los fabricantes de instrumentos y diseñadores de productos? Echando un vistazo a una campaña reciente de Kickstarter, varias estrategias notables surgen a medida que buscamos un futuro más vibrante, extraño y emocionante para las innovaciones en la tecnología musical.

Primer estrategia: Hacer accesible lo exótico

Con toda una generación de músicos, quienes experimentaron las plataformas digitales y que buscaban ir más allá de las portátiles y pantallas táctiles, Andrew Kilpatrick, un fabricante de sintetizadores establecido en Toronto, reconoció la oportunidad de crear un punto de entrada amigable con el usuario, para el caro y complicado mundo de los sintetizadores modulares. Su sintetizador patchable de mesa Phenol, da a los sintesistas un sistema completo para empezar a esculpir sonidos sin tener que pasar meses investigando los miles de módulos Eurorack disponibles. Kilpatrick trajo Phenol a Kickstarter a finales de 2014 y encontró una comunidad muy entusiasta de músicos que estaban deseosos no sólo de utilizar el instrumento, sino también de contribuir a perfeccionar su diseño.

Segunda estrategia: Convertir digitalmente lo físico

El hacer música en softwares y apps, recrea en gran medida instrumentos físicos o equipo, completados con interfaces de skeumorfismo que imitan el aspecto de faders, perillas de un amplificador o incluso un kit de batería vintage. Usar las entradas digitales de controladores MIDI y secuenciadores, para controlar versiones virtuales de instrumentos acústicos o análogicos, se ha convertido en la norma para la producción de música.

El sistema revolucionario Sensory Percussion de Sunhouse, lanza este arreglo, usando sensores de vibración y algoritmos de aprendizaje-máquina que dejan a la batería acústica controlar sonidos digitales y  efectos, abriendo un mundo de sonidos experimentales. El inventor Tlacael Esparza, un baterista profesional, estaba frustrado por la torpeza de los drum triggers existentes, entonces creó el sistema que permite a los percusionistas trasladar su técnica al ámbito digital, sin renunciar a los matices y la capacidad de respuesta de sus kits acústicos.

Como el Sensory Percussion, el Artiphon tiene como objetivo dar la posibilidad de hacer música digital y más convincente, de una forma física más expresiva.

El Artiphon INSTRUMENT 1 puede tocarse como guitarra, violin, teclado o lap Steel y también puede ser programado por los usuarios para satisfacer la creatividad individual necesitada. En el video promocional creado para la acertada campaña de Kickstarter, se probó el instrumento con una serie de personas que cuentan con diferentes grados de experiencia musical. Mientras que un guitarrista profesional de jazz toca intuitivamente en el diapasón digital —maravillado por la habilidad de tocar dos notas en la misma cuerda —una joven exploradora musical, tiene su primer contacto tocando un inexacto acorde de guitarra, hecho accesible por la habilidad del INSTRUMENT 1, de poner sonidos inmediatamente en manos de un principiante.

Tercer estrategia: Borrar la línea entre hacer música y la escucha

La capacidad del Artiphon para abarcar los mundos de la creación musical tanto profesional como casual, es difícilmente una nueva idea, pero es una que está lista para la reinvención. En cierto modo, nos lleva de vuelta a la era de la pre-grabación del sonido, cuando las interacciones de muchas personas con la música popular involucraban sentarse alrededor de un piano de salón y cantar mientras un amigo o familiar tocaba el último éxito musical desde una partitura.

Muchos de los nuevos productos musicales están explorando el territorio creativo entre la escucha pasiva y hacer música, con el objetivo de crear experiencias interactivas.

Superficialmente, esto puede significar el diseño de una experiencia de usuario en el sentido digital del UX. Pero en un nivel más profundo, se trata de romper la jerarquía del intérprete y la audiencia. La clarividente e iconoclasta visión musical de Anthony Braxton viene a la mente una vez más, específicamente su uso del término “experimentador amigable” para describir a los oyentes como participantes activos en la creación de la música.

El kit de invención musical Ototo es sin duda un producto pensado para experimentadores amigables. Nacido a partir de la obra sonora interactiva del artista Yuri Suzuki, el compacto dispositivo combina sensores táctiles con un sintetizador integrado, invitando a los usuarios a crear rápidamente prototipos de sus propias interfaces —utilizando verduras, papel aluminio, o incluso las manos de sus amigos para disparar sonidos.

Adquirido para la colección Humble Masterpieces del MoMA en el 2014, Ototo ejemplifica una corriente de innovación tecnológica musical que, como el piano de salón en el siglo XIX, crea una experiencia participativa, comunitaria de la música y mira más allá de las ventas de álbumes para su validación. Las risas al final de este video lo dicen todo:

MIDI Sprout de Data Garden va aún más lejos en las expectativas disruptivas sobre la creación musical, reconociendo que los colaboradores creativos no necesitan ser humanos. El colectivo Philadelphia ha explorado durante mucho tiempo, la polinización cruzada de la música electrónica y la naturaleza, y  llegó a Kickstarter para crear un dispositivo que aprovecha los biorritmos de las plantas, convirtiéndolos en una señal para controlar sintetizadores.

Pensando en la convergencia de la creación musical y los dispositivos de escucha, otro punto de referencia es Grandmaster Flash y otros DJ’s de hip hop que hacen uso de tornamesas, tradicionalmente dispositivos de reproducción, como instrumentos musicales. Entonces tiene sentido que el virtuoso tornamesista DJ QBert de Invisibl Skratch Piklz, viera las crecientes capacidades de los circuitos de papel, como una oportunidad para convertir el empaque de una grabación en un instrumento ejecutable. En colaboración con los expertos en pósters interactivos Novalia, él invita a los oyentes a scratchear samples y loops de beats de su último disco, Extraterrestria, utilizando un controlador de cartón insertado junto al vinilo.

Cuarta estrategia: Inventar nuevos caminos para la escucha

En la entusiasta charla que ella dio el último día en el Moogfest, Laurie Anderson habló sobre la necesidad de nuevos espacios de escucha—lugares más allá de las salas de conciertos tradicionales y museos, donde las audiencias podrían reunirse y escuchar arte sonoro aventurero y música en la manera que los creadores pretenden. Emocionantemente, la comunidad de tecnología musical en Kickstarter incluye a personas que trabajan en abrir lugares para hacer precisamente eso.

Un ejemplo de ello es Envelop, próximo espacio en San Francisco, que contará con un arreglo sofisticado de altavoces ambisonic, permitiendo a los artistas crear una mezcla de sonido envolvente altamente espacializada.

La migración de la escucha musical a dispositivos inteligentes significa que, más que nunca, nuestra experiencia de la música es individual. Una serie de proyectos recientes, han tomado el familiar factor de forma de los auriculares, para crear diferentes experiencias de escucha. No dando por sentado el sonido estéreo grabado que ha sido el estándar para la distribución de la música desde 1950, estos productos de escucha, aprovechan el poder de procesamiento de las computadoras que ahora llevamos en nuestros bolsillos.

Nura, se describe como un par de auriculares que te escuchan antes de que los escuches. Midiendo la respuesta en frecuencia única de los oídos de los usuarios, éstos crean una mezcla personalizada, dando a cada oyente un sonido tan completo y equilibrado como sea posible.

Ossic explora el mismo territorio sónico-espacializado que Envelop, poniendo un arreglo de cuatro controladores de audífonos en cada auricular y usando la cabeza como rastreador de sensores, para crear un entorno de sonido inmersivo que simula la experiencia de moverse a través del espacio. Si bien esto se presta naturalmente a enriquecer los juegos de realidad virtual, es igualmente convincente para considerar cómo podría sonar música hecha para una plataforma como ésta. Si los álbumes pudieran ser espacios sonoros virtuales, ¿qué construirían nuestros arquitectos sonoros más aventurados?

Here de Doppler Labs va más allá de la música grabada en su totalidad, ofreciendo a los oyentes la capacidad de aplicar las técnicas de producción de estudio a sus ambientes sonoros en tiempo real. Esto incluye opciones familiares como cancelación de ruido, pero también ajustes de frecuencia para anular las selecciones hechas por el sonidista de un concierto en vivo, e incluso efectos como flanger y delay para agregar una calidad psicodélica a los sonidos de la vida cotidiana.

Quinta estrategia: Abraza lo raro e invita a amigos

Algunos de los proyectos más interesantes parecen existir en islas propias. Nos acostumbramos a los visuales que acompañan a la música electrónica, pero rara vez lo hacen con una conexión tan literal como el proyecto Oscilloscope Music de Jerobeam Fenderson.

Los resultados son tanto fascinantes como divertidos. Pero más allá de crear maravillosamente una exploración lúdica del sonido e imagen, Fenderson utilizó su campaña de Kickstarter como una oportunidad para compartir el proceso que desarrolló con patrocinadores, invitándolos a convertirse no sólo en oyentes sino en colaboradores creativos.

Esta muestra de proyectos demuestra la rica variedad de ideas que se encuentran dentro de la comunidad de Kickstarter, para dar forma a la manera de hacer y escuchar música. Estoy emocionado de ver, qué nuevos giros y vueltas surgirán de ellos.

 


Nick Yulman curador de Kickstarter en categorías de Diseño y Tecnología, ha trabajado con muchos creadores de tecnología musical para desarrollar campañas. Su propio trabajo creativo cuenta con robots musicales y ha expuesto su trabajo sonoro-interactivo a nivel internacional. Es un alumno de, y profesor adjunto en el Programa de Telecomunicaciones Interactivas de la Universidad de Nueva York.


Traducción del artículo “Beyond Convenience; Five Strategies for Keeping the Future of Music Tech Exciting and Weird” del 31 de Mayo, escrito por Nick Yulman y publicado en Kickstarter.
Link del artículo original.