Audiomáquinas

El fonoautógrafo

¿Qué es y para qué sirve?

El fonoautógrafo es el primer grabador de sonido que data del siglo XIX. Podía transcribir sonido a un medio visible, aunque no contaba con reproductor de sus grabaciones. No obstante, dicho logro sirvió para comprobar que la grabación de sonido era posible y para aproximar a los investigadores subsecuentes al perfeccionamiento del artefacto. Su influencia es tal que, por mencionar un ejemplo, la industria musical simplemente no hubiera sido posible sin inventos como este. Inspiró al fonógrafo.

Gracias a que Scott de Martinville formó una sociedad con un fabricante de instrumentos musicales para elaborar los fonoautógrafos y venderlos a laboratorios científicos, fue utilizado por otros campos de investigación concernientes a la audición y el sonido. De este modo, era considerado como una curiosidad de laboratorio para el estudio de la acústica, por ejemplo, para determinar la frecuencia de un tono musical y para estudiar el sonido y el habla como en el estudio de los sonidos vocales. Hasta que el fonógrafo apareció fue que se comprendió que la onda grabada por el fonoautógrafo era una grabación del sonido que sólo necesitaba un medio de reproducción adecuado para sonar.

El nombre “fonoautógrafo” es un compuesto de tres palabras griegas: fono = sonido; auto = el/eso mismo; y grafo = grafía, escritura. Esto quiere decir que el fonoautógrafo es un escritor automático de sonidos.

Reproducción

El aparato consistía de un cuerno o un barril que recogía las ondas hacia una membrana a la que estaba atado una cuerda. Cuando llegaba el sonido, ésta vibraba y se movía y el sonido podía grabarse con forma de línea en un soporte que constaba de un cilindro con humo de una lámpara. Inicialmente, el fonoautógrafo grababa en un cristal ahumado. Una versión posterior usaba un papel también ahumado enrollado en un tambor o cilindro. Otra versión dibujaba una línea representando el sonido en un rollo de papel.

Con la tecnología actual se ha podido acceder a la grabación de aquél fonoautógrafo del 9 de abril de 1860, la cual es una pieza musical “au clair de la lune”, poco perceptible. La grabación fue hecha por el mismo Martinville, lo que lo convierte en la primer persona que inmortalizó su voz y la envió al futuro.

Creador y su contexto

Fue inventado por el francés Édouard Scott de Martinville y patentado el 25 de marzo de 1857. No hay antecedentes de algo semejante, mucho menos de artefactos que interpretaran las grabaciones, lo cual ni Scott ni ningún otro contemporáneo pudo conseguir. Sin duda, fue un invento que se adelantó tanto a su tiempo que nadie se atrevió a apoyarle en su desarrollo, incluso a pesar de sus esfuerzos que lo llevaron a escribir un libro que le hizo propaganda. Jamás recibió en vida reconocimiento por su fonoautógrafo.

Inspiración

Scott de Martinville laboraba en un imprenta y era aficionado a la fotografía. La capacidad de grabar y distribuir ideas en textos e imágenes en capturas de dichos artefactos despertó en Édouard la curiosidad por hacer exactamente lo mismo con los sonidos, lo que lo llevó a la invención del fotoautógrafo. Su intención era crear un aparato que imitara al oído humano.

La idea que lo motivó cuestionaba el hecho de si en algún momento sería posible heredar a las generaciones siguientes alguna prueba de un gran discurso declamado o el talento de algún genio musical que, al morir, simplemente desaparece sin dejar rastro, salvo para quienes lo presenciaron y llevan consigo fragmentos grabados en su memoria.

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Filólogo Clásico interesado en colaborar en proyectos artísticos y académicos. Linkedin: Maximiano Jiménez Alpizar.